Warcraft: El Origen
Hoy ataco de nuevo con un tema
delicado; otra adaptación. Ahora le toca el turno a “Warcraft: El Origen” que
se estrenó en nuestro país el día 03 de junio y no tardará en hacerlo en su
tierra natal, Estados Unidos.
Blizzard trae por fin a
Azeroth a nuestras pantallas, después de
más de diez años desde que se anunciase la intención de hacerlo. Y hay que
tener respeto por esto. Blizzard es una de las principales compañías de
videojuegos y, en cierto modo, el nuevo rey Midas. Todo lo que toca se
convierte en oro, sino en platino… De sobra conocemos el tremendo éxito que
World Of Warcraft supuso para la entidad responsable a su vez de franquicias
como Diablo o Starcraft. En los últimos años, además de la última entrega de
Diablo, también nos ha deleitado con nuevas franquicias, no menos exitosas,
como Overwatch o Hearthstone. Pero todos estos triunfos no llegan por
casualidad, sino porque Blizzard pone mucha atención y dedicación a lo que
hace, y sobretodo mucho cuidado y respeto por sus usuarios.
Dicho esto, veamos qué es lo
que ocurre con el largometraje.
Voy a centrar este post, no para
hablar de la película en sí, que es maravillosa, sino de las críticas que ha
recibido.
La crítica, de forma casi unánime,
ha masacrado el resultado de la aventura cinematográfica de Blizzard.
Vergonzosas; eso es lo que me parecen las críticas que he leído. Da la sensación
de que han mandado al abuelo a por el nuevo iPhone 6. Un tal Nado Salvá, de El
Periodico, afirma que el director se toma demasiado en serio el universo de
Warcraft sin darse cuenta de lo ridículo que resulta. Si este es el nivel de
las críticas, mejor dejar de leer. Otras valoraciones le otorgan calificativos del
nivel versión supervitaminada de “El
Señor de los Anillos” y que no tiene ni la grandeza ni la profundidad de
éste.
Destacable resulta el hecho de
que mientras la crítica hunde la valoración del filme, los aficionados
abandonan las salas del cine completamente satisfechos.
De acuerdo, vayamos por
partes. Se trata de una película dirigida a seguidores y entendidos del
universo Warcraft, no para el espectador medio, que podría disfrutarla, pero
sin enterarse de la misa la mitad, que es exactamente lo que les ha pasado a
todos estos críticos sin criterio. Es como juzgar un libro de ciencia siendo de
letras y sin tener conocimientos ni de lo que es la tabla periódica. Puedes
leer el libro, pero desde luego no lo vas a entender, lo que no quiere decir
que el libro sea malo, sino que tú no tienes el conocimiento necesario para
disfrutarlo. Un simple estudiante de primero de, pongamos por ejemplo Química,
sí que lo haría.
Este puede ser, tal vez, el
mayor defecto del filme. Está repleto de fanservice
y es una adaptación –aunque cueste creerlo- cien por cien fiel al Lore. Lo que
implica que no la han adaptado para la decadente industria de Hollywood. No ha
sufrido los cortes, modificaciones y degradaciones de “El Señor de los Anillos”
o “Juego de Tronos”, que pese a ser renombradas adaptaciones para la gran
pantalla o la televisión, a los fans le disgustaron muchos de los cambios,
algunos necesarios, otros innecesarios, que sufrieron.
Pero, ¿puede ser esto algo
negativo? Es posible, pero no a nivel de crítica. El punto negativo que implica
es que el espectador medio no entenderá la mayoría de referencias ni los
aspectos implícitos de la historia. Y es que se trata de un arma de doble filo,
porque si se adapta la historia para que todo el mundo pueda enterarse de todo,
se eliminan y modifican partes de la trama, y pierde fidelidad. Si
no se modifica nada, no está dirigida a gran parte del público y la crítica se
cree con derecho a juzgar algo de lo que no tiene ni pajolera idea, haciendo
creer al usuario informado que se orienta por las valoraciones y la nota media
de una película antes de decidirse a ir a verla en el cine, que es otra
película chapucera sobre un videojuego –sector que ya ha sufrido demasiado por
parte de la industria del cine.
Algunas críticas tachan de
ridículo el universo de Warcraft. Incluso realizan la comparativa entre “Warcraft”
y “El Señor de los Anillos” (en adelante ESDLA).
El universo de Warcraft es
complejo y completo. Tras muchos años de desarrollo y muchas plataformas donde
plasmarlo, la historia ha avanzado considerablemente. Recordemos que está
historia se ha podido seguir a través de libros, comics o videojuegos como “World
Of Warcraft” o “Warcraft” entre otros. Es un universo de fantasía épica
medieval destinada a un público juvenil. No tiene la seriedad y madurez del
universo de sagas como “Canción de Hielo y Fuego” o “Crónicas del Asesino de
Reyes”, pero lo compensa con factores igualmente importantes como el ingenio,
el sentido del humor o una libertad de creación más amplia.
Tratar de valorar el universo
de Warcraft en su conjunto es demasiado ambicioso, sobre todo para quien no tenga
profundos conocimientos del mismo. Comparar Azeroth con la Tierra Media en términos
generales es vulgar. El mundo de Tolkien también tuvo en sus orígenes la
finalidad de un público juvenil, pero su relevancia se debe a que fue pionero y
una revelación de la fantasía épica medieval. Puestos a comparar, la
complejidad o profundidad del universo de Tolkien es muy inferior a la de
Warcraft.
Una de las frases que mejor
pueden representar la impresión general de la adaptación de este universo es la
que la define como una versión supervitaminada
de “El Señor de los Anillos”. Esto
es una opinión mezquina. Surge la comparación con ESDLA porque es el único referente
del género medianamente aceptable, pero ni que decir tiene que ambas sagas
tienen muy poco en común. Warcraft es un universo –sé que estoy repitiendo en
exceso la palabra “universo” pero creo que es la mejor forma de englobar la
totalidad de Azeroth- de magia poderosa y criaturas increíbles. En primer
lugar, al comparar los orcos de ESDLA con los de Warcraft, hay una diferencia
significativa. Mientras que en ESDLA los orcos son una raza débil, aparentemente
emparejada con los trasgos, con la excepción de algunos líderes como Lurtz, Azog
o Bolgo, en Warcraft se trata de una raza que acostumbra a liderar la Horda y
que van a hacer frente a los humanos. Además, los orcos de Warcraft miden en
torno a los dos metros diez y los dos metros y medio, por lo que resultan
enemigos físicamente poderosos, mientras que el orco medio de ESDLA muere en
masa a consecuencia de un arañazo.
En segundo lugar, mientras que
la magia de ESDLA es más discreta, en Warcraft es desmedida. Hay que tener en
cuenta que en el segundo la prioridad son los videojuegos y por tanto debe
resultar visible para el usuario. Personalmente soy partidario de que en la
literatura la magia se muestre más discreta, elegante y compleja, acercándose casi
a la ciencia, pero en los juegos esto no tendría sentido.
En definitiva en lo referente
a la crítica, es mejor no tenerla en cuenta, olvidarse de que alguna vez ha
existido. Si eres aficionado a Warcraft tienes los elementos necesarios para
forjar una opinión propia sin estar condicionado. Si no eres aficionado, esta película
no está destinada a ti. Si lo que buscas son efectos especiales y acción, “Warcraft:
El Origen” es una magnífica opción. Pero la historia resultará simplemente
correcta, ya que se te escaparán muchos elementos.
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